Por Rafael Garrido, Vicepresidente de Vertiv LATAM y gerente nacional de Vertiv en Brasil.
Asumí la dirección de Vertiv Latinoamérica en noviembre de 2020, cuando el mundo entero se enfrentaba a la peor crisis sanitaria de la historia reciente. El contacto físico era limitado y el trabajo remoto se volvió obligatorio; al mismo tiempo, se estaba desarrollando una repentina transformación digital de los negocios y las economías como nunca antes se había visto. Vertiv, una compañía que resuelve los desafíos más importantes que afrontan los centros de datos, las redes de comunicación y las instalaciones industriales y comerciales actuales, fue considerada como un negocio esencial en muchas regiones del mundo.
Teníamos que aplicar nuevas estrategias que anticiparan las necesidades de nuestros clientes para ofrecerles las soluciones efectivas que requerían en el momento oportuno. Me di cuenta que debíamos centrarnos en tres aspectos para satisfacer las necesidades del mercado, de nuestros empleados y de nuestro negocio: la integración, la comunicación y la inclusión.
La consolidación y la conquista
Recientemente en mi carrera profesional, tuve la oportunidad de desempeñarme como Gerente General para Vertiv Brasil, donde dirigí la compañía a nivel nacional por muchos años. Esto me dio la experiencia y el conocimiento para creer que las empresas en América Latina debían trabajar de forma conjunta, en unidad, y fusionar así nuestros procesos operativos. A pesar de nuestras muchas similitudes, América Latina es una región sumamente diversa, debido no solo a sus diferentes culturas, sino también a los distintos idiomas.
Es en esa diversidad donde puedo visualizar nuestra mayor oportunidad para la integración, especialmente durante la pandemia. Así que, concebimos una nueva identidad de liderazgo llamada “One LATAM”, un plan para unir fuerzas dentro de Vertiv LATAM y empezar a operar como una sola organización impulsada por un objetivo común.
Nuestro objetivo fue comprender los procesos de transformación digital, las necesidades del mercado y las oportunidades a las que nos estábamos enfrentando desde una perspectiva regional. Con esta iniciativa, apuntábamos hacia una labor más colaborativa, transversal e intercultural, donde aspiramos a los más altos niveles de servicio para el cliente, sin importar su ubicación.
La comunicación como un valor esencial
Si queremos responder al mercado como una sola entidad, tenemos que actuar como una sola entidad desde adentro. En lo personal, la experiencia del cliente se construye a partir de lo que las personas viven internamente, por eso, el talento humano es el primer eslabón para transmitirle al mercado un objetivo de excelencia.
Garantizar esa cultura interna durante la pandemia, cuando la incertidumbre y el estrés afectaban a los trabajadores en todo el mundo, fue sin lugar a dudas uno de los mayores retos.
Siempre he creído que la experiencia interna se desarrolla día con día, a través de una serie de directrices y comportamientos, promovida desde los más altos niveles de la organización. Lo que nunca había contemplado era cómo construirla cuando ya no estábamos físicamente presentes todos los días.
En este contexto, la comunicación ha sido esencial para promover nuestra cultura organizacional y fortalecer la confianza en nuestros equipos. Como líderes, teníamos que aprender a comunicarnos con transparencia y empatía de forma constante, y hacerle ver a nuestra gente que, a pesar de la distancia, estábamos juntos en esto.
Mediante la cultura “One LATAM”, pretendemos inspirar, facilitar, acompañar y guiar a nuestros colaboradores en momentos de dificultad. Las actividades de integración diaria y semanal en un formato virtual nos ayudaron a mantener la sensación de cercanía. No fue nada fácil, pero el esfuerzo fue bien recibido. En estos dos años, hemos crecido y aprendido muchísimo, pero, sobre todo, puedo decir que hoy más que nunca, somos un equipo mucho más fuerte, resiliente e integrado.
La integración a través de la inclusión
Dentro de una región tan diversa como América Latina, la inclusión es indispensable. En los dos últimos años, las diferencias culturales nos han ayudado a fomentar las relaciones interpersonales y mantener una constante comunicación entre nuestros equipos.
Desde mi perspectiva, mantener equipos diversos ha permitido que los trabajadores puedan pensar más allá de sus fronteras y aumentar su conocimiento en las particularidades de cada mercado regional latinoamericano. Acoger la diversidad nos posibilitó tener una mayor escucha generativa, crear consenso y promover una disidencia respetuosa para tomar las mejores decisiones para la compañía y sus clientes.
Al final del día, la integración de la región realmente sucede cuando la diversidad y la multiculturalidad se incorporan en cada nivel de la organización. Mientras trabajemos de forma inclusiva, creceremos más como organización y desarrollaremos aún más las habilidades de nuestros empleados.
Entonces, ¿qué está por venir? Posterior a la pandemia, los estándares del mercado han cambiado, así como los líderes. Existen nuevas necesidades y diferentes maneras de relacionarse unos con otros, pero si hay algo que hemos aprendido de esta experiencia, es que debemos confiar en nuestros procesos de comunicación asertivos y sincronizados para cuidar a nuestros equipos.
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