En Guatemala se registran cada año más de 17,800 nuevos casos y más de 10,300 fallecimientos debido al cáncer, ubicando a los tumores de mama, próstata, estómago, colorrectal, cérvico uterino, pulmón, hígado, renal, tiroides, leucemia y melanoma, entre los más frecuentes en población general.3
Con el objetivo de fortalecer la lucha contra las enfermedades oncológicas, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, a través del Departamento de Regulación y Control de Productos Farmacéuticos y afines, de la Dirección de Regulación, Vigilancia y Control de la salud, aprobó dos inmunoterapias (nivolumab e ipilimumab) de la biofarmacéutica Bristol Myers Squibb (BMS) las cuales tienen evidencia de uso para más de diez tipos de cáncer, muchos de los cuales tienen un pronóstico reservado y opciones terapéuticas limitadas. En el país, estas terapias serán comercializadas por Asofarma Centroamérica & Caribe.
Con este tratamiento, Guatemala se convierte en uno de los países latinoamericanos con más indicaciones de I-O autorizadas para enfermedades oncológicas, entre las que destacan: cáncer de pulmón de células pequeñas y no pequeñas; carcinoma de células renales avanzado; melanoma avanzado irresecable o metastásico, cáncer colorrectal metastásico, así como cáncer gástrico, de la unión gastroesofágica o adenocarcinoma de esófago, entre otras.
“Los avances en la comprensión científica de la biología tumoral y del sistema inmunitario han permitido el desarrollo de la inmuno-oncología, que ha cambiado la manera en que se tratan muchos tipos de cáncer. Consiste en estimular el propio sistema inmune del paciente, haciendo que sea capaz de reconocer y destruir las células cancerígenas2. Además, aporta memoria inmunitaria para proporcionar remisiones más prolongadas o de largo plazo1,2”, explicó la Gerente Médica de la Línea de Oncología de Asofarma Centroamérica & Caribe, doctora Melissa Barbieri.
El sistema inmunitario tiene una capacidad limitada para combatir el cáncer, pues en ocasiones no identifica a las células cancerígenas como extrañas o, si las reconoce, su respuesta no es lo suficientemente fuerte para destruirlas. Aquí es donde estos nuevos agentes terapéuticos ayudan a identificar eficazmente a las células malignas y fortalecer su respuesta para combatirlas en cualquier parte del organismo donde se encuentren.
Ya sea que se aplique como tratamiento de primera línea o primario, adyuvante (adicional al régimen inicial) o neoadyuvante (antes de la cirugía para reducir el tamaño del tumor y simplificar la extirpación), esta terapia inmuno-oncológica ha demostrado promover una sobrevida global superior en diversos tipos de cáncer avanzado, metastásico (cuando se ha diseminado a una parte del cuerpo distinta de donde comenzó) o recurrente. Así como también mayor control de la enfermedad en etapas tempranas para evitar recurrencias.
“Estos dos innovadores tratamientos inmuno-oncológicos han demostrado eficacia y seguridad en diferentes fases de la enfermedad, tanto en estadios tempranos como en fases avanzadas. Además, estas indicaciones son especialmente relevantes porque apuntan a tumores graves con necesidades médicas no cubiertas, como el cáncer de pulmón, renal, gástrico, colorrectal y melanoma”, enfatizó la doctora Barbieri.
Refiriéndose específicamente al cáncer gástrico, es uno de los padecimientos graves con necesidades médicas no cubierta, ya que en Guatemala ocupa el 4º lugar dentro de los tipos de cáncer más frecuentes en adultos de ambos sexos con más de 1,500 decesos al año3.
“La aprobación de estas dos inmunoterapias en Guatemala ofrece, esperanza y mejor calidad vida a pacientes cuyo pronóstico previo era desfavorable, devolviendo la oportunidad de llevar una vida saludable y productiva2”, concluyó la especialista.
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